Escribir un guión: ¿Tortura o ejercicio terapéutico contra la neurosis?

Hablar sobre una obra tan peculiar como Adaptation supone irremediablemente prestar atención a dos de los máximos responsables de la película que nos ocupa: Spike Jonze y Charlie Kaufman. Jonze que inició su carrera a través del vídeo musical y que colaboró por primera vez con Kaufman en esa comedia surrealista, que narraba la vida de un marionetista desencantado con la vida, titulada Cómo ser John Malkovich, 1999. Película de culto con el paso del tiempo, rara y desconcertante a la par que muy original, el film encontró su público y gozó de un éxito relativo, siendo reconocido por la academia de cine de Hollywood con tres nominaciones al Óscar, destacando entre ellas la de mejor guión. Una pareja de creadores tan imaginativos como Jonze y Kaufman, decidieron afrontar un nuevo proyecto, aún más enrevesado si acaso que el anterior, titulado Adaptation: El Ladrón de Orquídeas, 2002.
Hablar de Adaptation se me presenta como un ejercicio
complejo, ya que la propia película plantea un sinfín de temas de los que se
podría hablar extensa y largamente, dando como resultado un análisis bastante
denso y extenso. Sin embargo haré el
intento de detenerme y comentar aquello
que más ha llamado mi atención como espectador.
Charlie Kaufman (personaje, supongo inspirado en el guionista de la película, alter-ego de sí mismo ) es un guionista (también en la película) que es contratado por una productora hollywoodiense para adaptar al cine una novela literaria sobre orquídeas. Kaufman: inseguro, neurótico, obsesivo, desencantado con la vida y con una alopecia más que avanzada, no es capaz de desarrollar el nuevo proyecto con toda la fluidez que él desea, y son sus miedos, miserias y complejos humanos los que se sitúan como si de obstáculos se tratasen en ese proceso creativo que empieza a convertirse en una verdadera tortura para el guionista. Sudor y nerviosismo en las entrevistas de trabajo, timidez irracional al hablar con ciertas personas, incapacidad por iniciar una conquista amorosa y otras muchas situaciones no deseadas, son las que experimenta el protagonista a lo largo de la película. Estamos ante un hombre contemporáneo lastrado con una neurosis y unos complejos que bien podría haber salido de las páginas de una novela del polémico escritor Michael Houllebecq. Kaufman (el verdadero) y Jonze decide utilizar de manera muy acertada el recurso de la voz en off para ayudarnos aún más a introducirnos en la psicología del personaje.
Paralelamente aparece en el film un hermano gemelo del personaje principal: Donald Kaufman, que se revela como la antítesis de Charlie. Donald es simple, sin complejos, le va bien con las mujeres, y mira tú por donde también aspira a ser guionista; de hecho uno de los puntos cómicos de la película es cuando dice estar trabajando en un guión que pretende establecer un punto de encuentro entre El silencio de los Corderos y Psicosis!,con desdoblamientos de personalidad del protagonista.
Como era de esperar Charlie ve a su hermano como alguien poco inteligente que si bien no le va nada mal con el género femenino, jamás será capaz de alcanzar las cotas de genialidad a las que él alguna vez ha llegado. Es especialmente confusa la primera aparición de Donald, ya que cualquier espectador, como es mi caso, no era capaz de determinar si Donald era el verdadero hermano de Charlie o si estábamos ante un desdoblamiento de personalidad del protagonista.
Es de admirar el trabajo de Nicolas Cage. Ese actor que actualmente hace 3 o 4 películas por año, para pagar antiguas deudas; según dicen las malas lenguas, y que en ésta película realiza un doble papel en el que está inmejorable en ambos personajes, aunque sobre todo haciendo de Charlie, verdadero peso del film.
Charlie Kaufman (personaje, supongo inspirado en el guionista de la película, alter-ego de sí mismo ) es un guionista (también en la película) que es contratado por una productora hollywoodiense para adaptar al cine una novela literaria sobre orquídeas. Kaufman: inseguro, neurótico, obsesivo, desencantado con la vida y con una alopecia más que avanzada, no es capaz de desarrollar el nuevo proyecto con toda la fluidez que él desea, y son sus miedos, miserias y complejos humanos los que se sitúan como si de obstáculos se tratasen en ese proceso creativo que empieza a convertirse en una verdadera tortura para el guionista. Sudor y nerviosismo en las entrevistas de trabajo, timidez irracional al hablar con ciertas personas, incapacidad por iniciar una conquista amorosa y otras muchas situaciones no deseadas, son las que experimenta el protagonista a lo largo de la película. Estamos ante un hombre contemporáneo lastrado con una neurosis y unos complejos que bien podría haber salido de las páginas de una novela del polémico escritor Michael Houllebecq. Kaufman (el verdadero) y Jonze decide utilizar de manera muy acertada el recurso de la voz en off para ayudarnos aún más a introducirnos en la psicología del personaje.
Paralelamente aparece en el film un hermano gemelo del personaje principal: Donald Kaufman, que se revela como la antítesis de Charlie. Donald es simple, sin complejos, le va bien con las mujeres, y mira tú por donde también aspira a ser guionista; de hecho uno de los puntos cómicos de la película es cuando dice estar trabajando en un guión que pretende establecer un punto de encuentro entre El silencio de los Corderos y Psicosis!,con desdoblamientos de personalidad del protagonista.
Como era de esperar Charlie ve a su hermano como alguien poco inteligente que si bien no le va nada mal con el género femenino, jamás será capaz de alcanzar las cotas de genialidad a las que él alguna vez ha llegado. Es especialmente confusa la primera aparición de Donald, ya que cualquier espectador, como es mi caso, no era capaz de determinar si Donald era el verdadero hermano de Charlie o si estábamos ante un desdoblamiento de personalidad del protagonista.
Es de admirar el trabajo de Nicolas Cage. Ese actor que actualmente hace 3 o 4 películas por año, para pagar antiguas deudas; según dicen las malas lenguas, y que en ésta película realiza un doble papel en el que está inmejorable en ambos personajes, aunque sobre todo haciendo de Charlie, verdadero peso del film.
A medida que transcurre la película asistimos a la segunda
historia que transcurre en paralelo a la principal y en la que vemos como
Susan, escritora de novelas, trata de dar forma a la novela sobre orquídeas
(que Charlie tratará de llevar al cine) a través de sus encuentros con John, un
aventurero sin término medio que se apasiona y desapasiona de las tortugas, las
orquídeas, los peces de colores e incluso el porno con bastante facilidad. Los
encuentros entre dos seres tan diferentes como Susan y John son bastante interesantes.
Susan, interpretada por una Meryl Streep
que a primera vista parece sacada de Los
puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995), aunque llegado el final de la
película nos sorprende con un giro inesperado SPOILER hacia el lado de las
drogas, y unas “idas de olla” que pasan por empuñar un arma para cargarse a
Charlie FIN SPOILER que no esperábamos cuando la veíamos hablar con tanta
parsimonia sobre el placer de contemplar a alguien (John, en este caso) “apasionarse
tanto por algo”. John está interpretado en la película por un actor no muy
conocido que es Chris Cooper, que ganó la estatuilla dorada por esta película,
y que hace un personaje tan carismático del que fácilmente se podría hacer un spin-off solo con él.
Es especial relevante la aparición de Brian Cox
interpretando a Robert McKee en un seminario sobre guión y al que Charlie
asiste para encontrar respuestas a su falta de inspiración. McKee, hombre que defiende el conflicto, la acción y
los sucesos grandilocuentes en todo guión que se haga, permite que el personaje
de Charlie de un giro al guión en el que estaba escribiendo. Dicho giro también tiene
repercusión sobre la propia película; ya que la película que estamos viendo es
un ejercicio de cine dentro del cine o de adaptación literaria sobre imágenes,
(no sé cómo llamarlo), en el que vemos la puesta en imágenes del guión que
Charlie Kaufman está intentando escribir durante toda la película. Cuando el
espectador llega al desenlace del film parece que está viendo un thriller
SPOILER con persecuciones, accidente inesperados, muertes de personajes,
cocodrilos… FIN SPOILER y todo un batiburrillo de situaciones que hacen que la
película no sea lo que se esperaba de ella al principio. Sin embargo al final
todo se cierra milimétricamente y no queda ningún cabo sin atar.
Como conclusión es de destacar como al igual que el personaje
de Barton Fink en la película de los Cohen, 1991. Charlie decide convertir sus “neuras”
y sus complejos en la tabla de salvación de su propio guión, haciendo de su
vida el verdadero contenido del guión. Y haciendo que el guión y su existencia
cobren sentido como tal. El guión: el producto de su trabajo, se convierte de
esta manera en el catalizador terapéutico de aquello que atormenta al protagonista.
Me gusta especialmente el tratamiento que consigue darle Kaufman (¿Cuanto no habrá de él en su alter-ego?) y Jonze al tema de los complejos, la neurosis y toda esa patología mental que machaca al protagonista. En lugar de apostar por la oscuridad, el pesimismo o el nihilismo más desesperado, el director y el guionista de la película son capaces de tratar el tema bajo un relativo optimismo, haciendo que el patetismo inicial hacia el protagonista sea sustituido por la comprensión y la simpatía, logrando que aún en la peor de las vidas todavía exista una “lucecita” o una posibilidad a la cual aferrarse para ser feliz, como el robarle un beso a una chica o el sonreír en el coche sabiendo que has terminado un gran trabajo.
Me gusta especialmente el tratamiento que consigue darle Kaufman (¿Cuanto no habrá de él en su alter-ego?) y Jonze al tema de los complejos, la neurosis y toda esa patología mental que machaca al protagonista. En lugar de apostar por la oscuridad, el pesimismo o el nihilismo más desesperado, el director y el guionista de la película son capaces de tratar el tema bajo un relativo optimismo, haciendo que el patetismo inicial hacia el protagonista sea sustituido por la comprensión y la simpatía, logrando que aún en la peor de las vidas todavía exista una “lucecita” o una posibilidad a la cual aferrarse para ser feliz, como el robarle un beso a una chica o el sonreír en el coche sabiendo que has terminado un gran trabajo.
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