sábado, 31 de marzo de 2012

La clase. (Entre les murs). 2008



Dentro del aula. ¿A través del documental o de la ficción?

Es la segunda crítica en la que comienzo con un interrogante. Eso significa que la película que he visto me ha hecho pensar, y me ha planteado por lo menos una duda. Quizás no haya encontrado la respuesta en la propia película. Decepción repentina. Lo que significa que tendré que indagar en lo que acabo de ver para ver si puedo extraer conclusiones propias. Algo así, me ha pasado con la película de Laurent Cantet. Lo admirable de todo ello, es que este film más allá de la duda con la he encabezado la crítica y que alude a una cuestión de género y formato, me ha suscitado más interrogantes que intentaré desgranar o por lo menos plantear a lo largo del desarrollo de esta crítica.  

Laurent Cantet rodeado de los chicos de su última película,
tras recibir La Palma de Oro en Cannes. 2008
La clase es una película de 2008. Se alzó con el máximo galardón en uno de los festivales de cine más exquisitos y selectos del panorama actual: El festival de Cannes. Ese festival que es capaz de rescatar, y por si fuera poco premiar propuestas casi invisibles, que provienen de Tailandia, como la película de Apichatpong Weerasethakul: El Tío Boonme recuerda sus vidas pasadas, 2010. O que se atreve en  1961 premiar la polémica y no – querida en la España de esa época: Viridiana de Luis Buñuel; decidió otorgar en su 61ª edición la Palma de oro a la película de Laurent Cantet. Hacía 22 años que no se le concedía a una película francesa.  Este director francés, hijo de profesores, y con cuatro largometrajes a sus espaldas, incluido el que nos ocupa en esta crítica, conoció a Françoise Bégaudeau durante el estreno de Hacia el sur (Cantet, 2005). Bégaudeau, profesor de instituto, presentaba por aquellos  años la novela Entre les murs que narraba la experiencia de un profesor en un colegio de adolescentes. Lejos de otros libros de institutos en los que los profesores tratan de llevar a cabo su venganza particular contra todos esos chavales que han saboteado su autoridad, el libro de Françoise huye de estos instintos de venganza y trata de narrar la experiencia, con momentos de rabia pero también de felicidad, de un profesor dentro de las aulas en las que impartió clases. Cantet, meditando desde años atrás querer hacer una película de institutos, quedó la mar de satisfecho con la lectura del libro, y decidió trabajar mano a mano con Françoise para sacar adelante la película.

La película en sí, es el retrato de un pequeño universo en el que conviven una serie de chavales/as en una difícil edad junto a la presencia de unos adultos que no conocen y que serán sus profesores en diferentes asignaturas. En lugar de dispersar la acción a través de las clases de los diferentes profesores, el film y la novela se centran en el día a día de un profesor de francés. Françoise, que así se llama, tratará de impartir las clases tratando de establecer un diálogo con los alumnos, fomentando una participación activa que le lleva en muchas ocasiones a introducirse en unos asuntos delicados que incomodarían a cualquier profesor, pero no a Françoise. Recordar por ejemplo, la escena en la que un adolescente negro, que luego cobrará mayor importancia en la trama, pregunta al profesor si es homosexual, a lo que el profesor responde que no, con la mayor normalidad posible, sin sentirse atacado por ello. Por tanto, el diálogo y la aplicación de un sistema de enseñanza basado en el tú a tú y no en una relación de dominancia profesor-alumno se convierten en las claves de este joven profesor. Muchos otros profesores, también intentan hacer algo parecido al principio del curso; recordar el inicio de la película en el que se ve el entusiasmo de todos ellos, pero van desistiendo a medida que avanza el curso entre frustraciones y malas experiencias. Dentro de esta convivencia que muchos han decidido relacionar con la sociedad francesa actual, tiene lugar el tratamiento de numerosos temas que forman parte del día a día de cualquier adolescente, como el fútbol, el aislamiento social, los complejos físicos, la falta de motivación académica, la necesidad de liderazgo… Françoise lanza la pelota a esto chavales una y otra vez, con la intención de llevarlos lejos y hacerlos pensar lo máximo posible. Todo se trunca, aunque ya se veía venir, el día en el que una discusión va más allá de lo que debería y el personaje de “Souleymane” golpea  involuntariamente a una chica en la cara provocándole un reguero de sangre. A ello le sigue un consejo escolar, donde las interpretaciones del hecho y el juicio del mismo por parte de profesores y afectado decide llevarse a cabo bajo la autoridad propia del sistema educativo, y en la que se decide que Souleymane sea expulsado del colegio y con suerte trasladado a otro colegio, aunque el peor de los casos apunta por ser obligado a volver a su país de origen: Malí.
¿Fracasa de este modo el sistema de enseñanza propuesto por Françoise? No lo sé… aún sigo preguntándomelo. El hecho aún se hace más dudoso al final de la cinta, cuando el profesor pregunta a alumno por alumno que es lo que han aprendido a lo largo del año, y la mayoría responde sobre contenidos teóricos, matemáticos o químicos, como cosas el tipo: He aprendido que la suma de los catetos al cuadrado en un triángulo rectángulo es igual a la hipotenusa al cuadrado, y cosas del estilo; cuando lo realmente aprendido y que verdadero valor va a tener en sus vidas va a ser todo ese cúmulo de experiencias vitales dentro del aula en la que Françoise ha sido un mero arbitro, y que solo ha tratado de llevarlos más allá en cada una de esas situaciones.

Si el contenido de la película da para reflexionar durante largo rato, el formato de la misma tampoco se queda corto en cuestiones reflexivas. Cuando veía la película me preguntaba constantemente, ¿Cuánto hay de verdad en lo que estoy viendo? ¿Es una ficción o un documental? ¿Hay una cámara sobrevolando el interior de una clase real? ¿Estamos ante chicos que son actores reales o son así realmente?. Algunas de estas dudas las he ido disipando a medida que he leído en Internet diferente información sobre el proceso de creación de la película, como fue la organización de talleres y la convivencia con los chicos antes del rodaje, la improvisación de muchas situaciones regidas sólo por un punto de partida marcado por el director del film… Todo ello hace que nos encontremos ante una formato de docudrama, que no lo es como tal porque los chicos no son en realidad los personajes que interpretan y solo comparten con ellos puntos tangenciales, alejando (y he aquí lo difícil) el contenido y el quehacer de la película de cualquier docudrama adolescente de la parrilla televisiva actual como Hermano Mayor o El campamento, ambas en Cuatro, en los que el morbo y la moraleja “facilona” es lo que se pretende. Por el contrario, la propuesta de Cantet va mucho más allá, planteando ante todo la reflexión del espectador bajo unas imágenes y unos momentos que respiran frescura, espontaneidad y vitalidad. 

1 comentario:

  1. Cachis!No puedo pillar nada, esta crítica es tú y lo leído por ti.
    :)

    ResponderEliminar